En Evolk, hemos sido testigos de una transformación continua a lo largo de los últimos 30 años. Este viaje de crecimiento y evolución no sería el mismo sin la figura de Ernesto Gago, quien recientemente ha decidido cerrar un ciclo, dejando un legado que perdurará por siempre en la historia de nuestra empresa.
Un comienzo humilde con una visión ambiciosa
Ernesto Gago se unió a Evolk en 1987, cuando la empresa apenas comenzaba a dar sus primeros pasos como distribuidora oficial de Canon en la provincia de Burgos. En aquel entonces, la tecnología revolucionaria era el fax, y Ernesto fue contratado como técnico para asegurar que este innovador sistema funcionara perfectamente para nuestros clientes. En una época en la que transmitir documentos en tiempo real parecía un truco de magia, Ernesto se encargó de que esa «magia» funcionara sin fallos.
Desde sus inicios, Ernesto se destacó no solo por su dominio técnico, sino por su capacidad de liderazgo y su enfoque en ofrecer un servicio cercano y de calidad, marcando la diferencia frente a gigantes de la época como Telefónica, Xerox y Olivetti. Su compromiso y visión clara lo llevaron rápidamente a gestionar equipos y a supervisar las nuevas oficinas que Evolk fue abriendo en Aranda y Miranda, siempre asegurando que el servicio técnico estuviera a la altura de los estándares que la empresa se propuso desde el primer día.
Evolución y adaptación: claves del éxito
Con la rápida evolución tecnológica, la empresa también debía adaptarse, y Ernesto jugó un papel crucial en ese proceso. Desde la transformación de las fotocopiadoras tradicionales a dispositivos multifuncionales en red, hasta la incorporación de servicios de ciberseguridad y gestión documental, Ernesto fue un pilar en cada etapa de crecimiento. Su habilidad para ver más allá de los desafíos y su constante curiosidad por aprender y mejorar, lo convirtieron en un referente dentro de Evolk.
Cuando Evolk se expandió a nivel territorial, abriendo oficinas en Lugo, Asturias, Valladolid, Galicia, Madrid y, más recientemente, Euskadi y Cáceres, Ernesto fue el encargado de asegurarse de que cada nueva sede tuviera bases técnicas sólidas. En cada paso, se involucró personalmente para que todo funcionara de manera fluida, impulsando al equipo con su entusiasmo y compromiso.
Un legado que perdura
El retiro de Ernesto marca un momento de reflexión para todos nosotros en Evolk. Nos deja una lección invaluable: que el éxito no se mide solo por los logros profesionales, sino también por el impacto positivo que se tiene en las personas y en la empresa. Ernesto es un ejemplo de dedicación, resiliencia y liderazgo. Su capacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos, mantener una visión clara y hacer crecer equipos, ha sido una inspiración para todos nosotros.
Ahora, Ernesto se despide para disfrutar de su tiempo junto a su familia y amigos, subiendo montañas, asistiendo a conciertos y dedicando tiempo a sus pasiones. Pero su legado sigue vivo en Evolk. El camino que ayudó a construir continuará siendo la base sobre la cual seguimos innovando y ofreciendo soluciones tecnológicas de alto nivel.
El futuro está en nuestras manos
Si hay algo que hemos aprendido de Ernesto Gago, es que el futuro de Evolk, al igual que el nuestro, depende de las decisiones y acciones que tomemos hoy. Su historia es un recordatorio de que, pase lo que pase, el esfuerzo y la dedicación son los motores del éxito.
Gracias, Ernesto, por tu liderazgo, tu ejemplo y por todo lo que has aportado a Evolk. Tu legado será siempre una fuente de inspiración para cada uno de nosotros.